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Un blog donde se plasma pensamientos al aire, microrelatos y opiniones.

2020/07/31

The sports







Los Yankees de New York iban ganando el partido 6-5 ante los Medias rojas de Boston en la quinta entrada; es el clásico del Baseball. Sonreíste con un poco de nostalgia. Eran las 18:30 del viernes, y encima a las 19:00 jugaba Emelec su primer partido del campeonato nacional de fútbol. Suspiras con algo de melancolía. Y miras el reloj, mientras de fondo siguen pasando en la televisión el partido, y los comentaristas hablan de alguna jugada.

Vives sola en una pequeña casa que quedan en las afueras de la ciudad. Tranquilidad, silencio y soledad. Justo lo que buscabas por mucho tiempo, por fin lo tenías. Pero al final, también tenías los recuerdos de cuando fuiste pequeña y tu abuelo te enseñaba con paciencia los primeros pasos en el basketball. Él lo había sido en su juventud, y tal vez quiso pasar sus conocimientos del deporte en ti. Pero por alguna extraña razón, empezaste a cogerle mucho cariño al Basket, e iniciaste el proceso de jugarlo.

De hecho, de entre todos tus deportes, el que más practicaba con pasión y entrega era ese: el basket. Incluso usabas el número "6" como el número de la suerte. Pero en realidad lo hacías porque, a pesar de no conocer a tu tío fallecido, sentías una admiración hacia él y querías portar el número que él usaba cuando jugaba. Abuelo, tío y tú jugaron basket.

Miras por un momento a través de la ventana el cielo oscuro. Ya debe pasar las 7 p.m., calculas, y emite varios suspiros. Nunca pudiste jugar de manera profesional el deporte, aunque muy en el fondo ese era tu sueño. Pero en un país de pocas oportunidades de sobresalir en algo, un país que no se apoya al deporte diferente, sino es el fútbol, tal vez lo estarías aquí, sintiéndote anclada en algo que no despierta interés en ti.

Pero así es la vida, y lo sabes. Ahora eres profesional y trabajas, y aunque no puedas jugar  lo haces los fines de semana lanzando canastas en el aro que tienes en el patio de la casa. Tal vez un par de lanzamientos distraigan tu mente cansada de luchar contra sí misma. O tal vez no.

Vuelves a sonreír con melancolía. Miras de nuevo la televisión y ves el comercial donde anuncian la nueva temporada de la NFL, o fútbol americano en español, y te ríes por bajo. Todavía no comprendes cómo a ti te llego apasionarse ese deporte y lo lograste entender, mientras que tu abuelo no lo hizo. Pero a veces te preguntaba, tal vez por querer entender. 

También había ocasiones que te preguntabs por el Hockey sobre hielo, y él solía decirte que a tu otro tío le gusta ese deporte, pero que a él no. Tampoco lo entendía muy bien. Pero, a si mismo como el futbol americano, te preguntaba ciertas cosas.

Pero ahora él ya no está. Se ha ido para siempre y tú extrañas hablar con el sobre deportes. Sobre el basket, o sobre el fútbol. También cuando te preguntaba porque inning iba el partido de los Yankees. Y tú solías responder: van en la séptima de la baja. Es el turno de los Yankees al bateo.

Y él cariñosamente, sonriendo, te decía: es la entrada de la suerte para los Yankees.

Miras el tatuaje que tienes en la muñeca derecha, el ancla, con el número VI y la pelota de basket. Se te viene una idea a la cabeza y sonríes, una sonrisa sincera. Tal vez sea hora de completar el tatuaje con la brújula y el timón del barco. Así, tendría contigo siempre a tu abuelo, aunque este siempre esté en tu corazón.