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Un blog donde se plasma pensamientos al aire, microrelatos y opiniones.

2011/03/28

¿Razones?

Si algo detestaba en la vida Maya Moon, eso era la sutileza y el tacto. Simplemente no iba con ella, no era parte de su personalidad y mucho menos formaba parte de su pensamiento. Aunque trataba de olvidar su pasado, en ciertos momentos no lo podía hacer, y eso en ocasiones, le molestaba enormemente.

Maya es una niña huérfana que tuvo que aprender a salir adelante por sí sola, y en alguna que otra ocasión le ayudaban los amigos que iba haciendo a lo largo de su trayectoria. No podía olvidar de agradecer a aquella madre que la tomó en su hogar como si fuese su verdadera hija y la crió con amor verdadero, enseñándole todo lo que necesitase para la vida. Cosas básicas para superveniencia.

Sin embargo, sabía que no siempre era bienvenida ni que todos la querían. Por eso aprendió una regla básica para su diario sobrevivir: Un sólo golpe, un sólo dolor, un sólo llanto. Las cosas tendrían que ir de frente sin nada de delicadeza ni de tacto o lo que fuere. No porque no fuese parte de ella o no tuviese sentimientos, sino porque es mucho más fácil aceptar las cosas, y el sentimiento de culpa ya no sería el mismo. Así no lo tuviese.

Moon siempre se caracterizó por ser alguien especial, desde la escuela hasta la universidad y su inteligencia era algo extraordinario, claro, nunca le ha gustado llamar la atención, pero cuando se enteraban que ella era huérfana, enseguida la buscaban para molestar. Oh, claro, olvidaban que Maya tenía un carácter fuerte formado por tantas decepciones y mentiras, que siempre le tocaba ubicarlos y ponerlos en su sitio.

Ahora ella buscaba algo más en su vida, darle un sentido emocionante y que le haga sonreír mientras hace lo que más le gusta. Así que por eso, decidió entrar a trabajar como un agente especial, en misiones un tanto complicadas, pero al mismo tiempo la pondrían a prueba su capacidad de estratega.

Para Moon no hay razones, sólo un sentimiento que la empuja a salir hacia donde quiere ir. ¿Bueno? ¿Malo? No se sabe, pero lo que si se sabe, es que quien desee hablar con ella, tendrá que ir directo al grano, sin nada de suavidad, porque eso, señores, es algo que no acepta y que simplemente no va con ella.

Un sólo golpe, un sólo dolor, un sólo llanto. Así de simple y sencillo.