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Un blog donde se plasma pensamientos al aire, microrelatos y opiniones.

2024/02/04

2024: Nada que esperar...


Ha pasado treinta y un días de treinta y uno del primer mes. 

Ahora estamos día cuatro del segundo mes.

Y es raro, ¿o no?

Es raro porque por segunda vez en mi vida, la primera fue en enero del 2023, enero pasó volando. No lo sentí como en años anteriores que siempre enero demoraba los días en pasar. Me preguntaba, en ese entonces, el motivo del paso lento de los días del primer mes del año. Hasta un punto esa "eternidad" me estresaba porque quería que pasara rápido.

Cuestiones familiares más que otra cosa.

Y como en cada año, los buenos deseos siempre están presente. Los buenos augurios de un nuevo año, con esperanzas renovadas de que ese año será mejor que el anterior. Así pensé también por un buen tiempo, pero te das cuenta, a medida que avanza los días, las horas, los minutos, los segundos, que esa esperanza se pierde lentamente.

Caes en la realidad que lo único que cambia es el año, lo demás sigue igual. Muertes por ahí y por allá, peleas de políticos por intereses personales pero hablando en "nombre del pueblo", más problemas económicos, más angustiad y preocupaciones, y un largo etcétera.

Recuerdo que terminamos 2023 con guerras en el mundo, muertes, circo romano cortesía de los políticos e iniciamos el año, paradójicamente, a pesar de los buenos deseos, de nuevos cambios para bien, para ser mejor persona, de la misma manera en que terminó el 2023.

Y eso me llevó a una conclusión, muy a pesar, de que es mejor ya no esperar nada. No esperar nada de nadie, ni de las promesas hechas; aceptar esos buenos deseos por educación y desear lo mismo por principios y valores. El desear el bien a otro, el desear que el otro tenga bendiciones, es parte de la nobleza del ser humano correcto con educación, valores y principios.

El desear lo mejor a la otra persona es un acto de nobleza, de desinterés. Es poner en práctica el dicho "obra bien y tendrás frutos buenos". Un dicho propio, muy mío, que lo aprendí a lo largo de la vida, con aciertos y errores. Con equivocaciones y malas decisiones que fueron mis educadores en este continuo aprendizaje llamado Vida.

Enero dejó de ser el meme de los 80 días, o de los días eternos. Ahora esos días pasan sin piedad alguna, y si tuviste la oportunidad de atrapar algu a que otra oportunidad, bendecido sea. Y si no, igual serás bendecido pero ya no en ese momento sino en otro, cuando el destino lo diga.

Este año fue el que marcó mi inicio de una resolución que me ha costado aceptarla anteriormente: no esperar nada.

Ya no esperaré nada de nadie, ni de las situaciones. Aceptaré lo que la vida me tiene preparada: lo bueno, lo malo, la lección. Aceptaré lo que está en mis manos y puedo controlarlo yo, y lo que no, dejarlo ir.

Ya no se está para perder tiempo, ni que te lo hagan perder personas que no saben lo que realmente quieren en la vida. Siempre estarás ahí para quien te necesite, para quien necesite un consejo o un hombro, pero no para perder tiempo en cosas que no ayudan en nada ni ayudan a mejorar como persona.

Estas en el ritmo que debes estar, enfocado en en ti, en lo que quieres realmente. En tus sueños y objetivos claro. Lo mismo para los demás. Todos estamos a nuestros ritmo de vida.

Este año. 

Este 2024, será un año de altos y bajos, y lo mejor que uno puede hacer, es no esperar nada. Y trabajar para lograr sus sueños hacer realidad y cumplir con los objetivos que se han planteado. 

De igual manera, ¡Feliz año! Aunque sea publicado en el cuarto día de febrero y haya pasado enero volando. En un abrir y cerrar de ojos.