Translate

Buscar este blog

Flag Counter

Flag Counter

About This Blog

Un blog donde se plasma pensamientos al aire, microrelatos y opiniones.

2020/09/04

Corto...


En diciembre del 2019 todos festejaban el inicio de un año nuevo, con ilusiones, anhelos, sueños de una nueva forma de vida, o al menos, llegar a un estilo parecido a la de la generación anterior. Donde había un acceso moderado a las cosas, y a la adquisición. Pero... pero, al pasar el tiempo, también pasa las generaciones.

Y es algo doloroso, también.

¿Por qué? Porque se nos ha enseñado que los seres humanos, un poco más, y son inmortales. Y no es así. Se nos ha enseñado a evadir a la muerte de mil maneras, sin saber que la misma muerte siempre va a estar cerca de uno; que cuando decide llevarse a alguien, lo va hacer así no quieras. Porque el ser humano no decide, sino el destino. 

Las nuevas generaciones se han abierto a la información que se presenta de manera abierta en casi todos los dispositivos. Que están en la vida de las personas jóvenes, con una forma de ver la vida de una manera diferente a la generación pasado. En donde hay aceptación y más tolerancia que antes, que los jóvenes cuestionan todo sin quedarse callados. Antes, se agachaba la cabeza ante el "lo digo yo, punto"; y se obedecía sin rechistar.

Pero siempre hubo uno, dos, tres, unos cuantos que lo hacían, pero se llevaban la peor parte. Pero ahora ya no es lo mismo. Y con ellos, tampoco es lo mismo los sistemas que nos ha llevado hasta este punto. Que nos ha llevado a preguntarnos que es lo que realmente vale la pena. Una reflexión que unos si la hacen, y otros no. Porque el ser humano es impredecible.

Y ahora nos encontramos en este presente, después de la farra del 31 de diciembre del 2019, con los buenos sueños, buenos deseos. Y lo que no se dieron cuenta es que la Madre Naturaleza de alguna manera nos iba a castigar de tal manera que dejaría a muchos en estado de shock. Y sucedió...

Marzo del 2020 el mundo se enfrentaba a la confinamiento, a la cuarentena. Había llegado la pandemia causada por un virus totalmente nuevo. Ni la comunidad científica sabía a que exactamente se enfrentaba. Y todo porque el humano se había asentado en la idea de la inmortalidad, en que nada ni nadie nos iba a perturbar la tranquilidad y la comodidad con la que se había asentado estas nuevas generaciones. Y tampoco contamos con la búsqueda ferviente de respuestas a cuestiones que antes nadie las hacía por la sumisión ante el que poseía el poder de controlar a todos.

La pandemia se expandió como pólvora después de una detonación, y varias personas, después de batallar, empezaron a cerrar los ojos para siempre. Y sus familiares les lloraban, confundidos por como se dio todo. Y con el corazón destrozado. Otros, cerraban los ojos para siempre debido al estrés que provocaba infartos, por la angustia que se estaba viviendo.

Y nadie, meses después, puede entender que la vida es corta. Que no somos inmortales, que la vida es vivir hoy, que ser buena gente y con valores, te abren más puertas, atrae oportunidades para crecer. No estaremos vivos para la eternidad, porque llegaremos acariciar, y finalmente abrazar a la muerte; haremos descansar el cuerpo enfermo y adolorido, pero vivirá las almas, las esencias de aquellas personas que lograron traspasar las barreras, que ayudaron a quienes más lo necesitaban.

Nosotros somos cortos de vida. No iremos algún día, y es preferible vivir el hoy. Que sea lo que sea, sea hoy, porque mañana tal vez, sólo tal vez, sea demasiado tarde.