El último juego

Sabia que no había otra oportunidad. Lo veía venir, más no podia culpar a nadie. Solo a él mismo. Estaba consciente de que ese sería su último juego, ya no habría más para él, no desde que supo que lo que tenía desde el accidente, que lo retiraria de las canchas para siempre. No dijo nada porque tenía sus razones y una de ellas era que no queria fallarle a ella, la persona que sido y es el motor de su vida. Lo había decidido.

A medida que avanzaba por los pasillos, sentía como su corazón latía con fuerza. Muy dentro de su ser, intuía que ese juego lo dejaría marcado de por vida. Tenía que darse animos él solo, no tenía el apoyo de nadie, más no lo hacian de mala fe, simplemente no lo hacían porque no lo sabían. No queria verlos sufrir, tampoco es que se fuese a morir mañana, pero sabían que el basketball era su pasión y el no volver a jugar lo deprimia bastante. No queria consuelo de nadie. Daría lo mejor de sí mismo ese último partido, lograría llevar a su equipo a la final, ese era su sueño más grande.

Al salir a la cancha, sintió la mirada de todos los presentes, pero sobre todo, su corazón logro distinguir una que lo volvia loco y a veces, hasta tonto. Ahí estaba ella, su motor para seguir viviendo, para continuar luchando. Sin embargo, noto que estaba preocupada y podria decirse que hasta, decepcionada. No queria sacar conclusiones rapidas, más su mente y su corazón no estaban tranquilos.

El juego empezó. La rodilla le dolia, pero no diria nada; era el titular y se entregaria en cuerpo y en alma. El juego continuaba, el entrenador se daba cuenta que su jugador favorito no estaba bien. Lo saco en los últimos minutos.

No queria salir, más lo acepto. El juego estaba por concluir y eso lo sabía. No podia quitarse la idea de que ya no podria pisar más la cancha de basket. Solo tuvo que resignarse y sentarse en el banco. Su entrenador, quien también era su amigo, sabía por intuición, porque lo conocia muy bien, que él estaba destruido emocionalmente. Ahora, ¿cómo le dices a la mujer que tanto amas y que ha dado todo por ti, que ya tú no puedes jugar más? Si tan solo no hubiese estado en ese lugar, a esa hora, la historia sería diferente. Pero no. No hay un "si hubiera" o un "que hubiesa pasado". Simplemente le toca vivir aquello, aunque no le gustase.

La vida no es solo lo que te guste, sino también, de lo que no te gusta. La vida es de elecciones. Decisiones.

Su equipo había ganado. Marcador amplio y ya estaba asegurado para la final, sin embargo, dentro de su corazón sabía que en el siguiente juego, apoyaría a su equipo desde las gradas. Su lesión avanzo y no debió haber pisado la cancha ese día. Pero queria hacerlo. Queria estar ahí, por última vez.

Ambos se miraron. Se perdieron en la mirada del uno y del otro. El tiempo se detuvo. Cada uno queria descifrar lo que pensaba el otro, más aquello era imposible.

-¿Por qué no me dijiste? - pregunto ella al fin.
-No queria que sintieran lastima de mi. No... - Y no pudo continuar. Los labios de ella estaban posados sobre los de él.

En el fondo entendia lo que sentia su novio. Comprendia que alguien como él, apasionado y entregado al deporte, se le hacia duro dejarlo por una lesión. Al mismo tiempo, entendía que aquello no era una elección, sino una obligacion: primero era su salud. Lo abrazo y aquel gesto fue el detonante, ella seguiria siendo el motor de su vida.

Ese fue su último partido. Ambos caminaron a casa en un silencio profundo. No era incomodo, más bien era de aquellos donde se entendia lo que dice el uno y piensa el otro. ¿Cómo se entero ella de su problema? No lo sabia y no queria saberlo. Solo queria estar junto a ella, su novia. Ahora solo le quedaba vivir el presente y construir el futuro. Tal vez ya no podría seguir jugando, pero aún podía seguir de cerca de su amado deporte, ¿cómo? Siendo asistente del tecnico. Sabía que su entrenador y amigo lo ayudaria, y por ese lado, él estaba tranquilo.

Era hora de llegar a casa y consentir a su novia. Era hora de mimarla y dejarse mimar. Era hora, de despejar toda duda que tuvieran ambos y empezar un nuevo reto.