Parada sobre la arena, sintiendo como el agua del mar besa tus pies, trantado de calmar tu angustia y tu dolor. No podías creer que, confiando y entregandote a él, te dejara porque según su argumento, no estabas a su altura, jamás lo estuviste. Y duele, pues no era la verdad, simplemente era una mentira que decia para ocultar el engaño. Asi es, señores. El señor "perfecto" y "elegante" , el hombre sincero y honesto, que absurdas esas palabras resultan ahora, le había engañado con otra. Una mujer, que no era ni más ni menos, simplemente era de aquellas que el dinero le sobra y no tiene nada más que hacer con el.
Tus lágrimas resbala por tus mejillas besandolas, más tus labios siente lo saladas que son. No puedes, mejor dicho, no quieres ocultar ese sufrimiento. Tratas de decirle a tu corazón que no sienta más, e inutilmente este te escucha. "Fuiste buena, no lo discuto. Pero tú no estas a mi nivel, asi que adiós." Aquella frase la tienes aun presente. Imposible de olvidar algo así. Te pierdes en tus recuerdos. Sigues parada ahí, el tiempo pasa de manera lenta, queriendo enseñarte algo. Levantas tus ojos, y le das la razón. Ves un hermoso atardecer, el astro rey ocultandose en el infinito, dando paso a la luna. Miras de nuevo, te das cuenta que aún hay mañana y que el ayer, simplemente quedo en el pasado, enterrado. Tan perdida estabas, que no te percatas que hay alguien más ahi, junto a ti.
-No deberia derramar esas hermosas lágrimas de tristeza, por alguien que no la merece. - Te sobresaltas ante tal confesión, giras tu cuerpo y miras a tu acompañante. Es un poco mas alto que tu, tal vez tres o cuatro dedos más; posee cabello negro y ojos color miel. Destella una tristeza profunda. - Al igual que usted, a mi también me dejaron. ¿Por qué es eso, verdad?
-Si. Él dijo que yo no estaba a su altura y me pregunto, ¿Cúal es esa altura? No lo entiendo. Lo amé demasiado, y aún lo hago. Es imposible. - vuelves a fijar tus ojos hacia el infinito.
-Estupida excusa que pone. ¿Sabes? Los hombres podemos ser crueles y a veces no nos damos cuenta de que apartamos a una maravillosa mujer de nuestro lado.
Vuelves a mirarlo. Te sabe conocida esas frases. ¿Pero quién es? Fijas con atención a su cuerpo, a su rostro y vuelves mirar esos ojos. Los mismo de que alguna vez te enamoro. Era él. ¿Qué hacia alli?
-Si no te molesta. ¿Puedo pedirte que me disculpes por haber sido imbecil y nos demos una nueva oportunidad?
-No te llames asi - le dices con ternura, acariando su mejilla. - Todos cometemos errores. Lo bueno es reconocerlo y no volver a hacerlo. ¿Sabes? Te dare una segunda vez, si me dices que paso con esa.
-Nada del otro mundo. Ella era superficial y solo velaba por su seguridad económica y no por sentimientos. Me engaño diciendome que era la mujer estupenda. Y yo cai, y te perdi...
-No. - te mira perplejo - no me perdiste nunca. Porque no todos estamos hechos para todos. Y yo no estaba hecha para otro, solo para ti.
Sin más, se besan. El sol se oculta dejando a la luna que sea se testigo de un nuevo comienzo.
Tus lágrimas resbala por tus mejillas besandolas, más tus labios siente lo saladas que son. No puedes, mejor dicho, no quieres ocultar ese sufrimiento. Tratas de decirle a tu corazón que no sienta más, e inutilmente este te escucha. "Fuiste buena, no lo discuto. Pero tú no estas a mi nivel, asi que adiós." Aquella frase la tienes aun presente. Imposible de olvidar algo así. Te pierdes en tus recuerdos. Sigues parada ahí, el tiempo pasa de manera lenta, queriendo enseñarte algo. Levantas tus ojos, y le das la razón. Ves un hermoso atardecer, el astro rey ocultandose en el infinito, dando paso a la luna. Miras de nuevo, te das cuenta que aún hay mañana y que el ayer, simplemente quedo en el pasado, enterrado. Tan perdida estabas, que no te percatas que hay alguien más ahi, junto a ti.
-No deberia derramar esas hermosas lágrimas de tristeza, por alguien que no la merece. - Te sobresaltas ante tal confesión, giras tu cuerpo y miras a tu acompañante. Es un poco mas alto que tu, tal vez tres o cuatro dedos más; posee cabello negro y ojos color miel. Destella una tristeza profunda. - Al igual que usted, a mi también me dejaron. ¿Por qué es eso, verdad?
-Si. Él dijo que yo no estaba a su altura y me pregunto, ¿Cúal es esa altura? No lo entiendo. Lo amé demasiado, y aún lo hago. Es imposible. - vuelves a fijar tus ojos hacia el infinito.
-Estupida excusa que pone. ¿Sabes? Los hombres podemos ser crueles y a veces no nos damos cuenta de que apartamos a una maravillosa mujer de nuestro lado.
Vuelves a mirarlo. Te sabe conocida esas frases. ¿Pero quién es? Fijas con atención a su cuerpo, a su rostro y vuelves mirar esos ojos. Los mismo de que alguna vez te enamoro. Era él. ¿Qué hacia alli?
-Si no te molesta. ¿Puedo pedirte que me disculpes por haber sido imbecil y nos demos una nueva oportunidad?
-No te llames asi - le dices con ternura, acariando su mejilla. - Todos cometemos errores. Lo bueno es reconocerlo y no volver a hacerlo. ¿Sabes? Te dare una segunda vez, si me dices que paso con esa.
-Nada del otro mundo. Ella era superficial y solo velaba por su seguridad económica y no por sentimientos. Me engaño diciendome que era la mujer estupenda. Y yo cai, y te perdi...
-No. - te mira perplejo - no me perdiste nunca. Porque no todos estamos hechos para todos. Y yo no estaba hecha para otro, solo para ti.
Sin más, se besan. El sol se oculta dejando a la luna que sea se testigo de un nuevo comienzo.
2 Reviews:
wowowwwowoo
cool one!
es tan facil perdonar?
Publicar un comentario